Comunicado
Global

Naufragio en el Mediterráneo hace encender la alarma para emprender acciones vitales

La del Mediterráneo Central es la ruta migratoria más fatal del mundo, habiéndose llevado las vidas de al menos 28.300 personas desde 2014. 

Ginebra/Trípoli – Un naufragio cerca de la costa de Libia ocurrido el sábado pasado se llevó las vidas de 61 migrantes y constituye un crudo recordatorio de la necesidad de que los Estados se ocupen cuanto antes del elevado saldo de muertes en el cruce marítimo más peligroso del mundo en el que este año unas 2.517 personas han fallecido hasta el momento.  

“Lo ocurrido el fin de semana cerca de la costa de Libia va mucho más de un evento que nos rompe el corazón ; ningún ser humano debería vivir lo que esas personas han vivido”, señaló la Directora General de la OIM Amy Pope.  

“Esta tragedia que ocurrió justo dos días antes de que el mundo conmemorara el Día Internacional del Migrante constituye otra evidencia de los peligros que las personas están dispuestas a enfrentar para poder mejorar sus vidas y de nuestra obligación colectiva de encontrar vías mejores y más seguras para las personas en movimiento”.  

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), a través de su Proyecto Migrantes Desaparecidos (MMP por su sigla en inglés), 28.320 hombres, mujeres y menores han perdido la vida o han desaparecido en las aguas del Mar Mediterráneo desde 2014. Casi un 90% (2.271) de quienes han muerto o desaparecido en ese lugar en 2023 – la mayor cifra registrada desde 2017- estaban cruzando la Ruta Central del Mediterráneo.  

Las demoras en los rescates a cargo de los Estados y los trabajos cada vez más escasos realizados por las ONG en la ruta central del Mediterráneo han sido factores relevantes que derivaron en la pérdida de un mayor número de víctimas.   

La OIM reitera su llamamiento a los Estados para que vuelvan a priorizar y a fortalecer la cooperación en las operaciones coordinadas de búsqueda y rescate (SAR), recuerda a todas las embarcaciones marítimas, incluidas las comerciales, su obligación legal de rescatar a los barcos que están en dificultades, y apela a que se accione conjuntamente para desmantelar las redes criminales de tráfico de migrantes y para procesar a los responsables de facilitar esos viajes tan arriesgados.  

Entre los incidentes de mayor relevancia de este puede mencionarse el de un barco pesquero que llevaba a bordo a personas migrantes que intentaban llegar a Europa y que naufragó y se hundió cerca de la costa de Grecia en junio, dejando un saldo de al menos 86 personas fallecidas y 510 desaparecidas en uno de los peores desastres de su clase que se hayan registrado. 

Es muy posible que las muertes documentadas estén muy por debajo de la cantidad real de vidas que se han perdido en el Mediterráneo. El Proyecto Migrantes Desaparecidos investiga regularmente informes de naufragios que pasan desapercibidos, casos en los que los botes se denuncian como desaparecidos y en los que no se han registrado sobrevivientes, restos u operaciones SAR.  

La OIM hace un llamamiento para que se emprendan acciones que aprovechen el potencial de la migración y de las personas migrantes como parte de la solución a las problemáticas mundiales que el planeta enfrenta hoy, incluyendo el desarrollo y el cambio climático. Salvar vidas y facilitar rutas migratorias seguras y regulares es un requisito previo para que eso ocurra.